El ser humano busca a Dios. A lo largo de las edades, el hombre ha anhelado intensamente conocer a Dios, pues en su interior intuye que existe “algo” más allá del mundo físico y su corazón busca conocer ese “algo”.
No ha existido civilización alguna, que de alguna u otra forma no haya intentado el acercamiento a lo sobrenatural para dar explicación a su origen y destino, o a fenómenos naturales, ligando esta búsqueda a la noción de la existencia de un ser que va más allá de los límites de materia, tiempo y espacio. Así que esta “travesía” para “encontrar” a Dios ha sido una constante a lo largo de la historia.
La Teología, definida sencilla y literalmente como el “estudio de Dios”, es la doctrina cristiana que da respuesta a dicha búsqueda del hombre. En la Teología se encuentra no sólo a Dios, sino también todo aquello que Él ha revelado al hombre como parte esencial de su carácter, reflejado en sus actos y dichos.
Sirva pues esta pequeña investigación como una breve estudio de la doctrina de la Teología como el estudio de Dios, sabiendo el lector que “estudiar a Dios”, es una tarea que requiere ser abordada con la mayor seriedad, cautela y reverencia posible, dada la Dignidad y Valía del motivo de estudio: el Eterno Dios (Proverbios 30: 1-5 y Jeremías 29:13)
I. LA EXISTENCIA DE DIOS
La existencia de Dios forma parte de las verdades absolutas, primarias y fundamentales no sólo de la doctrina cristiana, sino del mismo ser humano. Esta “verdad primitiva” o “intuición racional” de la existencia de Dios ha sido ampliamente vista en todas las partes del mundo y en todas las épocas de la humanidad. [1] Es por ello que la Escritura da por sentada la existencia de Dios sin ninguna intención de demostrar lo que se establece como un hecho básico e innegable. La Biblia comienza con la aseveración verdadera de la existencia de Dios como la plataforma básica de donde parte el estudio de Dios, y sin dejar lugar a la duda de dicha afirmación.
Aún así, existen argumentos válidos que confirman la verdad de la existencia de Dios, aún cuando estos elementos confirmatorios no sean requeridos para validar la existencia de la Divinidad.
Algunos de estos argumentos válidos son: el argumento cosmológico, estipulando que toda cosa que comienza a existir, es el efecto de una causa, por tanto, el universo todo tiene una causa que lo originó (Dios); el argumento teleológico, que establece la observación del orden en todo lo creado, siendo necesario por ello un “diseñador inteligente” (Dios) artífice de tal orden en todo lo creado. El argumento antropológico, que estudia la naturaleza mental y moral del hombre debida a un “ser moral” (Dios) que necesariamente tuvo que dotar de ello al ser humano. [2]
El argumento ontológico o de las ideas abstractas, refiere a la existencia del atributo de la perfección. Muchos filósofos como Anselmo o Descartes, plantean la existencia de la idea de lo perfecto, lo cual apunta directamente a Dios mismo como fuente de lo perfecto. [3]
Existe también el argumento histórico, que destaca una “fuerza y providencia” (Dios) que rigen el destino de la historia de la humanidad. El argumento basado en la creencia universal enfatiza lo apuntado con anterioridad: el hombre a lo largo de la historia ha creído en un Ser Superior, afirmando que la creencia en Dios, es universal. [4]
II. CREENCIAS ERRÓNEAS ACERCA DE DIOS
A pesar de las evidencias contundentes a favor de la existencia de Dios, existen creencias erróneas con respecto a Dios y a Su Persona.
El ateísmo se considera la creencia que niega la existencia de Dios. El politeísmo asegura la existencia de muchos dioses. El materialismo solamente considera verdadera la materia y la energía, negando la existencia del alma, la inmortalidad ni lo espiritual. El panteísmo es la creencia que no distingue entre lo creado y Dios, siendo todo Dios y Dios en todo. [5]
El deísmo cree en la existencia de un Ser Creador Personal, pero después de haber creado todo, estableció leyes que regulen el funcionamiento de lo creado y se alejó de su creación, dejando su gobierno a las leyes de la naturaleza. El pesimismo es la creencia que enseña que la existencia de todo lo creado es lo suficientemente mala como para desear preferiblemente su inexistencia. La evolución ateísta arguye que no existe Dios, y que lo creado se debe tan solo a puras fuerzas naturales (materia y energía) que son eternas. El agnosticismo declara la incapacidad de saber si existe o no una Deidad. [6]
III. NATURALEZA Y ATRIBUTOS DE DIOS
Para comenzar a hablar de la naturaleza y los atributos de Dios, es necesario definir lo que se entiende por “Dios”. Para ello, se requiere de hacer uso de varias definiciones que expresen con mayor claridad lo que defina el concepto de Dios. Como se notará, tanto la definición de Dios, como su naturaleza y sus atributos, son inseparables. Difícilmente se puede definir a Dios sin hacer uso de las descripciones mismas de la naturaleza y atributos de su Ser.
Según el catecismo de Westminster, “Dios es espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad.” [7]
Otra definición declara:
“Dios es el supremo espíritu personal; perfecto en todos sus atributos; quien es la fuente, el sostén y el fin del universo; quien lo guía conforme al propósito sabio, recto, y amante, revelado en Jesucristo; quien mora en todas las cosas mediante su Santo Espíritu, procurando siempre transformarlas conforme a su propia voluntad y traerlas a su reino” [8]
Dios también es “el Espíritu infinito y perfecto, en quien todas las cosas tienen su origen, sostén y fin” o “el Espíritu personal, perfectamente bueno, que en amor santo crea, sostiene y ordena todo” [9]
Así pues, los atributos de Dios son las cualidades constitutivas de su ser y carácter. [10] Se debe considerar a la suma de cada atributo como la esencia de Dios y no tomarlos por separado, es decir, no son partes separadas sino que cada uno de los atributos de Dios forma un todo indivisible que nos hablan del ser esencial de Dios.
En cuanto a los atributos de Dios, la división del Dr. Strong para su clasificación resulta didáctica y clara. Esta división en dos secciones habla de atributos absolutos de Dios y de atributos relativos de Dios. [11] Los primeros dan cuenta de la espiritualidad, la infinitud y la perfección de Dios por sí mismo, mientras que los segundos relacionan los atributos de Dios con el tiempo y el espacio, con su creación o con los seres morales de su creación.
A. Atributos Absolutos de Dios
La existencia propia de Dios da cuenta de que Él no deriva su ser de ningún origen exterior (Isaías 46:9). Él existe en sí mismo y de sí mismo. La inmutabilidad de Dios se refiere a la invariabilidad que Él tiene con respecto a su existencia, naturaleza y a sus propósitos, no estando sujeto a cambio alguno (Santiago 1:17). [12]
La unidad de Dios es el atributo por lo cual la esencia divina es absolutamente sencilla, indivisa e indivisible (Deuteronomio 6:4). La simplicidad de Dios explica que Él no está compuesto de partes, sino que es un ser único. [13]
La infinidad divina es el atributo divino por el cual Dios no está limitado al tiempo ni al espacio (1ero. De Reyes 8:27). La inmensidad divina habla de que Dios no puede ser medido por ningún confín local. La eternidad divina da cuenta de que Dios no tiene principio ni fin, ni sucesión ni cambio (Isaías 40:28). [14] La espiritualidad (o personalidad) habla acerca de que Dios es un espíritu con personalidad capaz de pensar, sentir, tener voluntad y comunicarse libremente (Juan 4:24). [15] De esta forma, la personalidad de Dios habla también de la racionalidad y conciencia de sí mismo, capaz de auto determinarse siendo un agente moral inteligente. [16]
La trascendencia como atributo divino habla de su auto existencia y su separación de todo lo creado. La inmanencia declara su presencia en todo, pero sin ser mezclado con la creación en sus atributos (Hechos 17:28). [17]
La perfección divina da cuenta de un estado absoluto de cualidad. Es la suma de todas las excelencias (Salmo 18:30). [18]
Cabe recordar que todos los atributos de Dios no deben ser considerados como uno sólo, sino como la coexistente suma de todos en la misma naturaleza de todos. De igual forma es necesario resaltar que ningún atributo de Dios puede ser superior a otro, o que alguno de los atributos de Dios esté en conflicto con alguno de los demás, estando así en conflicto con Dios mismo. Este tipo de errores de consideración deben ser evitados. [19]
B. Atributos Relativos de Dios
La omnipresencia divina da cuenta de que Dios está igualmente presente de manera totalitaria en todas las partes de su creación en el mismo momento (Salmo 139:7, Jeremías 23:24). La omnisciencia de Dios declara su conocimiento perfecto sin necesidad de razonar, o reflexionar, o descubrir cosas, o aprender gradualmente, puesto que sus conocimientos con respecto al pasado presente y futuro son instantáneos (Proverbios 15:3, Mateo 6:8).
La omnipotencia de la divinidad significa su libertad y poder para hacer todo lo que es consecuente con su naturaleza y su control y soberanía sobre todo lo hecho o que pueda ser hecho (Lucas 1:37). [20]
La sabiduría de Dios es el poder de aplicar su omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia de manera que los propósitos mejores para su creación sean realizados o cumplidos mediante los mejores medios posibles (Romanos 16:27). La soberanía de Dios dicta el absoluto derecho de Dios para gobernar y disponer de todo el universo según su voluntad (Judas 1:4). [21]
La santidad de Dios refiere a su absoluta pureza moral. Dios no puede pecar ni tolerar el pecado (Isaías 6:3, Levítico 20:26). La justicia de Dios es la acción correspondiente a la acción de los demás con relación a su santidad (Deuteronomio 32:4, Salmo 92:15). La fidelidad o veracidad de Dios habla de la confiabilidad de que sus palabras se cumplen siempre, y que Él es digo de la más completa confianza (Deuteronomio 7:9). En Dios no hay engaño ni la posibilidad de algo mentiroso. [22]
Algunos autores como Hammond, consideran a la bondad de Dios un conjunto de atributos en donde se incluyen el amor, el cariño, la misericordia, la paciencia y la gracia de Dios. Dicho autor describe la bondad como el atributo por el cual Dios busca continuamente el bienestar de la creación. [23] Pearlman indica que la bondad es el atributo de Dios en razón del cual imparte vida y otras bendiciones a sus criaturas. [24]
El amor es el atributo divino mediante el cual Dios desea mantener una relación personal con su creación, especialmente con quienes llevan su imagen y más con aquellos que “han sido hechos santos y son como él en carácter” [25]
Es el impulso eterno de Dios para la comunicación de sí mismo e impartirlo a su creación. [26] Pasajes como Deuteronomio 7:8, Jeremías 31:3, Juan 3:16, Efesios 2:4 y 1era. de Juan 4:8 hablan acerca de este atributo divino.
La misericordia divina es la bondad ejercida para aliviar las desgracias y aflicciones de sus criaturas. Dicha cualidad hace a Dios condolerse y tomar medidas para el alivio de las desdichas.[27] Pasajes como los Salmos 36:7, 108: 4, Tito 3:5, Lamentaciones 3:22 y muchos más, ilustran esta bella verdad.
IV. LOS NOMBRES DIVINOS
El estudio de los nombres divinos es en sí misma una tarea titánica. Existen volúmenes enteros dedicados simplemente a la enunciación y clasificación del estudio de los nombres que Dios ha revelado en su carácter y relación con la creación. No pretende este escrito ser extensivo en el asunto, sin embargo si desea proveer una base sencilla para el entendimiento de la revelación que Dios ha tenido para con la humanidad con respecto a diferentes nombres para conocerle. Es así pues que cada uno de los nombres de Dios, tiene una vinculación e indicación del carácter divino. [28]
La clasificación que algunos autores, entre ellos Hammond, aplican a los nombres divinos resulta ser práctica. Se pueden clasificar los nombres divinos en tres grandes divisiones: nombres generales (o básicos), nombres del pacto (revelados a Moisés) y nombres específicos (variaciones de los anteriores).
Dentro de los nombres generales o básicos, encontramos “El” que significa una deidad en general. Es aplicado en pasajes como en la fórmula de Deuteronomio 5:9 para el Dios verdadero, o puede ser aplicado como en Deuteronomio 4: 28 para referirse a falsas deidades. Sus variantes “Eloah” o “Elah” tienen el mismo significado. [29]
“Elohim” es también un nombre general que significa “la única y suprema deidad” y “el Dios de la creación y la providencia”. Es una fórmula en plural pero puede considerarse un singular que transmite la noción del todo que pertenece al concepto majestuoso de la deidad. Es un plural de majestad en la deidad, más que un plural en el sentido de pluralidad de componentes. [30] Este nombre se encuentra en Génesis 1:1 y en Números 23:19.
Algunas nombres específicos (variaciones de estos nombres generales) son “El Elyon” (Dios Altísimo en Génesis 14: 18-22), “El Olam” (Dios Eterno en Génesis 21:33), “El Shaddai” (Dios Omnipotente en Génesis 17:1), “El Elohe Israel” (Dios el Dios de Israel en Génesis 33:20) o “El Gibbor” (Dios Fuerte en Isaías 9:6) [31]
Otro de los nombres generales es “Adon” (singular) o “Adonai” (plural) significando “Señor” o “Amo” y encontrado en Éxodo 23:17 y Génesis 15: 2,8 [32] y “Attiq Yomim” que significa “Anciano de Días” en Daniel 7:9. [33]
Dentro de los nombres del pacto o descritos más específicamente por Moisés en su encuentro con Dios, el principal es “YHWH”, o “Yahvéh” o “Jehová”. Este podría definirse como el “nombre” particular que Dios le da a Moisés para establecer una relación con él. Se puede considerar como un “nombre propio” de Dios entendiéndose como el nombre especial del pacto de Él con Israel. Como nombre propio, acerca a Dios como “persona” a los hombres. Dios mismo define que YHWH es su nombre para siempre en Éxodo 3:15. Su significado en el hebreo contiene la idea de existencia propia, eterna, inmutable y absoluta. [34]
Algunos nombres específicos (variaciones de los nombres del pacto) son “Jehová Jireh” (Jehová que provee en Génesis 22:8,14), “Jehová Nissi” (Jehová es mi bandera en Éxodo 17:15), “Jehová Shalom” (Jehová es paz en Jueces 6:24), “Jehová Tsidkenu” (Jehová justicia nuestra en Jeremías 23:6), “Jehová Shammah” (Jehová está allí en Ezequiel 48:35), “Jehová Sabaoth” (Jehová de los ejércitos en 1ero. de Samuel 1:3), “Jehová Elohe Israel” (Jehová Dios de Israel en Jueces 5:3) y “Jehová Elohim” (Jehová el Dios en Génesis 2:4) [35]
Algunos más de los nombres del pacto son “Kadosh Israel” (El Santo de Israel en Isaías 1:4), “Nesah Israel” (La Victoria de Israel en 1er. de Samuel 15:29)
Tanto “El”, como “Elohim”, como “Jehová”, siendo los tres principales nombres que se encuentran en las Escrituras, se relacionan frecuentemente entre sí para revelar de manera hermosa el carácter de Dios. Sin embargo, es necesario recordar que estos nombres aún son incapaces de reconocer la grandeza de Dios; resultan limitados dada la majestuosidad de Él. Su “Nombre” radica en Él mismo y es incomprensible para los hombres. El hombre sólo puede conocer lo que Él decida revelar de Él mismo, y aún así, el hombre es incapaz de conocerle a totalidad, pues recordemos que Él se reveló a Moisés como “YO SOY EL QUE SOY” (“ehyeh aser ehyeh”) Sólo Él se conoce a plenitud y su “Nombre” descansa en Él mismo. [36]
CONCLUSIÓN
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén” (Romanos 11: 33-36)
Sin lugar a dudas, el estudio de Dios es una tarea ardua y difícil, pero también apasionante y vigorizante. Dios, en su infinito amor ha decidido revelarse a los hombres, en la medida en la que Él en su soberanía a sabiamente dispuesto. Es el deleite máximo para el hombre el acercarse a su Creador para conocerle de una mejor manera y poder relacionarse con Él.
La Teología sólo es posible en Él. Si Dios no hubiese querido revelarse al hombre la teología tendría una pared imposible de traspasar. En su misericordia Él se ha revelado y puede el ser humano conocerle y relacionarse con Él incluso por la eternidad.
La Teología se embarca en la más importante tarea que la humanidad pudiera entender como razón de vida: la del conocimiento y relación del Dios del universo. Al hacerlo, el hombre no encuentra respuesta otra que rendir adoración a Aquel Ser dueño de únicas y eternas perfecciones.
BIBLIOGRAFÍA
Hammond, T. C.. Como Comprender la Doctrina Cristiana. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Certeza, 1978.
Lacy, G. H.. Introducción a la Teología Sistemática. El Paso, Texas, EUA.: Casa Bautista de Publicaciones, 1972.
Mueller, Juan Teodoro. Doctrina Cristiana Tomo I y II. San Luis, Misurí, EUA.: Casa Publicadora Concordia, 1948.
Packer, J.I.. El Conocimiento del Dios Santo. Miami, Florida, EUA.: Editorial Vida, 2006.
Pearlman, Myer. Teología Bíblica y Sistemática. Miami, Florida, EUA.: Editorial Vida, 1992.
Young Mullins, Edgar. La Religión Cristiana en su Expresión Doctrinal. El Paso, Texas, EUA.: Casa Bautista de Publicaciones, s.f..
Biblia Plenitud RV60. Tennessee, EUA.: Editorial Caribe, 1994.
Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Barcelona, España: Editorial Certeza, 2003.
[1] G. H. Lacy, Introducción a la Teología Sistemática, (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1972), p. 35
[2] Ibíd. pp. 39-44
[3] Ibíd. pp. 44-45
[4] Myer Pearlman, Teología Bíblica y Sistemática, (Miami, Florida: Editorial Vida, 1992) pp. 30-33
[5] Juan Teodoro Mueller, Doctrina Cristiana Tomo I y II, (San Luis, Misurí: Casa Publicadora Concordia, 1948), p. 135
[6] Ibíd.
[7]Pearlman, Teología, p. 36
[8] Edgar Young Mullins, La Religión Cristiana en su Expresión Doctrinal, (El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, s.f.), pp. 218-219
[9] Ibíd. p. 219
[10] T. C. Hammond, Como Comprender la Doctrina Cristiana, (Buenos Aires, Argentina: Ediciones Certeza, 1978), p. 60
[11]Lacy, Introducción, pp. 70-71
[12] Young, La Religión, pp. 227-233
[13] Mueller, Doctrina, p. 153
[14] Ibíd. pp. 153-154
[15] Pearlman, Teología, p. 42
[16] Nuevo Diccionario Bíblico Certeza,(Barcelona: Editorial Certeza, 2003), p. 364
[17] Hammond, Como comprender, p. 62
[18] Lacy, Introducción, p. 80
[19] Young, La Religión, p. 249
[20] Pearlman, Teología, p. 42
[21] Ibíd. p. 45
[22] Ibíd. pp. 45-46; Hammond, Como comprender, p. 66; Mueller, Doctrina, p. 161; Lacy, Introducción, p. 90
[23] Hammond, Como comprender, p. 65
[24] Pearlman, Teología, pp. 47-48
[25] Ibíd.
[26] Lacy, Introducción, p. 81
[27] Pearlman, Teología, p. 47
[28] Hammond, Como comprender, p. 69
[29] Hammond, Como comprender, p. 70; Nuevo Diccionario, pp. 366-367
[30] Nuevo Diccionario, p. 367; Hammond, Como comprender, p. 70
[31] Nuevo Diccionario, p. 368; Hammond, Como comprender, p. 70
[32] Hammond, Como comprender, p. 71
[33] Nuevo Diccionario, p. 369
[34] Nuevo Diccionario, p. 367; Hammond, Como comprender, pp. 70- 71
[35] Nuevo Diccionario, p. 367-369
[36] Ibíd. p. 368
Muy excelente su estudio y comprensible, y «Gracias hermano por este gran aporte» que lo necesitaba para una clase de doctrina en la iglesia de mi localidad, hasta la próxima y que Dios le bendiga.
Mi hermano Carlos. ¡Que grato saber que fue de bendición para su vida! Es mi oración que el Señor bendiga su labor en su iglesia local. Si algún recurso de la página le sirve para dicho propósito, utilícelo con total libertad. Saludos cordiales en el amor de Cristo.
También aprovecho para comentarle que mi blog lo mudé, con más reflexiones y estudios, a la siguiente página:
http://www.ideascristianas.net